domingo, 16 de marzo de 2008

Lluvia de Cenizas BA

La Sonrisa de los Siervos.

Por Alejandro Tantanian
Esta carta tiene intenciones de elogiar. Y eso hará.
No conocía a Lucas Olmedo. No había oído hablar de él. Recibía algunos mails (de esos que los agentes de prensa envían para invadir casillas) invitándome a ver un espectáculo llamado LA SONRISA DE LOS SIERVOS. El espectáculo decía estar inspirado en textos de Robert Walser.
Walser – debo confesar - es un escritor que leo y admiro secretamente. Walser es un autor silencioso que horada el tiempo para poder encontrar a sus lectores. Y una vez hallados no los liberará jamás: Walser la araña.
No abundan los lectores de Walser, pero si uno tiene la felicidad de encontrarse con un adorador de ese extraño dios sabrá que forma parte de un círculo privado: casi una logia secreta.
Por eso, hace poco menos de dos semanas, dirigí mis pasos hacia el espacio Urbano (sala en donde se presenta LA SONRISA DE LOS SIERVOS). Y la sorpresa fue enorme.
Ahí conocí a Lucas Olmedo: un lector atrapado en la telaraña Walser.
Pero lejos de estar inmovilizado en la trampa, Lucas Olmedo construye una versión personalísima de ese mundo singular. Hay ecos de Kantor (¿qué hubiera pasado si Lucas Olmedo hubiese confrontado frente a frente a aquel monstruo? Su corta edad sólo le permitió verlo en un VHS: pero su talento le permitió entenderlo a la perfección: la clase muerta aparece y desaparece en LA SONRISA DE LOS SIERVOS de manera única: una reescritura en el tiempo de un testimonio artístico único: Kantor).
Y LA SONRISA DE LOS SIERVOS tiene un elenco de actores que se brindan por entero al espectáculo: en estos tiempos de comida precocida y decisiones fútiles los cuerpos que Lucas Olmedo pone en escena estallan de manera singular. Nada tiene un peso innecesario: no hay en LA SONRISA DE LOS SIERVOS ningún elemento que sobre.
No voy a caer en la estupidez de decir que sorprende la calidad en un elenco tan joven. No. Aquí estamos frente a un espectáculo maduro, de extraordinaria factura artística. Que nada tiene que ver con la edad de quienes lo hacen. El hecho artístico está ahí: para ser devorado.
Yo dije que iba a escribir elogios.
No tengo segundas intenciones: como artista apoyo este espectáculo, lo recomiendo fervorosamente y nada me haría más feliz que saber que las salas de circuito independiente se pelearán para programarlo.
Ahora conozco a Lucas Olmedo. Y conozco esta obra: fui esta obra por un tiempo que aún persiste en mí. Muchas de sus imágenes siguen asaltándome. La entrega del elenco sigue conmoviéndome.
Y nada me gustaría más que sea conocido por muchos.
Que sea conocido por todos.
De ustedes depende: ojalá que LA SONRISA DE LOS SIERVOS tenga el lugar que le corresponde LA SONRISA DE LOS SIERVOS es material radioactivo. Pruébenlo: no volverán a ser los mismos.



Alejandro Tantanian
Autor y director





No hay comentarios: